martes, 28 de agosto de 2012


Se me ocurren muchas cosas.

 Quizás porque la vida se deja ocurrirme.

 Porque las ocurrencias engañan.

Porque a los ocurrentes a veces les va bien. O no.

 Ocurrir.

 Mis dedos  teclean como un  piano loco y las palabras bailan de alegría al salir.

Pocas veces las musas se apoderan de mí.

 Siempre están de vacaciones por ahí.

Busco  en letras conocidas algún cuento sostenido,

 como broches en la ropa que  se seca bajo el sol.

Las noticias ya acabaron su incesante bombardeo,

 destruyeron todo enigma, toda causa de soñar.

Compusieron desazones, tristes notas de color.

Amarillas, muy opacas. Desteñidas. Sin sabor.

Hoy la luna no es perfecta.  Como todo. Como yo.

Sin embargo me ilumina, me ralaja ese fulgor.

 Entra en mi una esperanza, un hasta luego, un qué  se yo.

Busco en músicas ocultas, paraísos del ayer.

Busco sogas sin amarres. Busco jazmines en flor.

Y me llega primavera.  La primera. La esperada.

Anticipos de calores, de sudores, de  templanza.

Construyendo caminitos

que el tiempo ha soñado

que  juntos un día , nos viste pasar.

 

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