Se me ocurren muchas cosas.
Quizás porque la vida
se deja ocurrirme.
Porque las
ocurrencias engañan.
Porque a los ocurrentes a veces les va bien. O no.
Ocurrir.
Mis dedos teclean como un piano loco y las palabras bailan de alegría al
salir.
Pocas veces las musas se apoderan de mí.
Siempre están de
vacaciones por ahí.
Busco en letras
conocidas algún cuento sostenido,
como broches en la
ropa que se seca bajo el sol.
Las noticias ya acabaron su incesante bombardeo,
destruyeron todo
enigma, toda causa de soñar.
Compusieron desazones, tristes notas de color.
Amarillas, muy opacas. Desteñidas. Sin sabor.
Hoy la luna no es perfecta.
Como todo. Como yo.
Sin embargo me ilumina, me ralaja ese fulgor.
Entra en mi una esperanza,
un hasta luego, un qué se yo.
Busco en músicas ocultas, paraísos del ayer.
Busco sogas sin amarres. Busco jazmines en flor.
Y me llega primavera.
La primera. La esperada.
Anticipos de calores, de sudores, de templanza.
Construyendo caminitos
que el tiempo ha soñado
que juntos un día ,
nos viste pasar.
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