jueves, 12 de julio de 2012
domingo, 8 de julio de 2012
A veces puedo saltar haciéndo rombos en el aire.
Otras veces puedo girar sobre circunferencias inútiles
casi harta de la misma causa que originó los movimientos sinfin. Sin finales.
A veces puedo descubrir nuevos rostros en los que ya viví mil veces.
Otras, ver caras inertes, vacias de sutilezas, expertas en la nada.
A veces puedo contraer el músculo dormido.
Otras, estar laxa, etérea, abstracta, sútil.
A veces puedo soltar amarras, ir a la deriva, romper olas, bucear en rios oscuros y pantanos.
Otras, nadar con aletas doradas, zigzagear por la espuma y hasta volar sin alas.
A veces parezco dormida, entre sueños despierta, susurrándole a algún recuerdo una vieja canción olvidada...
Otras, desafinar escalas sin pentagramas.
A veces piso el barro, chapoteo en tu piel borrosa.
Otras, escondo promesas detrás de las caricias nunca dadas.
A veces puedo tejer con hilos transparentes como una Penélope encerrada, cocinar sin cuchara,
abrazar sin brazos, no ser dueña de nada.
A veces puedo sentir el viento cortándome la cara.
Otras, convertirlo en brisa cálida en tu playa de febrero.
A veces rio insolente, despiadada, sin verguenza, sin temor.
Otras, me oculto trás el velo del adiós.
Otras veces puedo girar sobre circunferencias inútiles
casi harta de la misma causa que originó los movimientos sinfin. Sin finales.
A veces puedo descubrir nuevos rostros en los que ya viví mil veces.
Otras, ver caras inertes, vacias de sutilezas, expertas en la nada.
A veces puedo contraer el músculo dormido.
Otras, estar laxa, etérea, abstracta, sútil.
A veces puedo soltar amarras, ir a la deriva, romper olas, bucear en rios oscuros y pantanos.
Otras, nadar con aletas doradas, zigzagear por la espuma y hasta volar sin alas.
A veces parezco dormida, entre sueños despierta, susurrándole a algún recuerdo una vieja canción olvidada...
Otras, desafinar escalas sin pentagramas.
A veces piso el barro, chapoteo en tu piel borrosa.
Otras, escondo promesas detrás de las caricias nunca dadas.
A veces puedo tejer con hilos transparentes como una Penélope encerrada, cocinar sin cuchara,
abrazar sin brazos, no ser dueña de nada.
A veces puedo sentir el viento cortándome la cara.
Otras, convertirlo en brisa cálida en tu playa de febrero.
A veces rio insolente, despiadada, sin verguenza, sin temor.
Otras, me oculto trás el velo del adiós.
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