domingo, 8 de julio de 2012

A veces puedo saltar haciéndo rombos en el aire.
Otras veces puedo girar sobre circunferencias inútiles
casi harta de la misma causa que originó los movimientos sinfin. Sin finales.
A veces puedo descubrir nuevos rostros en los que ya viví mil veces.
Otras, ver caras inertes, vacias de sutilezas, expertas en la nada.
A veces puedo contraer el músculo dormido.
Otras, estar laxa, etérea, abstracta, sútil.
A veces puedo soltar amarras, ir a la deriva, romper olas, bucear en rios oscuros y pantanos.
Otras, nadar con aletas doradas, zigzagear por  la espuma y  hasta volar sin alas.
A veces parezco dormida, entre sueños despierta, susurrándole a algún recuerdo una vieja canción olvidada...
Otras, desafinar escalas sin pentagramas.
A veces piso el barro, chapoteo en tu piel borrosa.
Otras, escondo  promesas detrás de las caricias nunca dadas.
A veces puedo tejer con hilos transparentes como una Penélope encerrada, cocinar sin cuchara,
abrazar sin brazos, no ser dueña de nada.
A veces puedo sentir el viento cortándome la cara.
Otras, convertirlo en brisa cálida en tu playa de febrero.
A veces rio insolente, despiadada, sin verguenza, sin temor.
Otras, me oculto trás el velo del adiós.